martes, 10 de junio de 2008

Eternidad

Soy una balsa de agua.
Un débil pececillo prueba a surcar mis aguas, siento un leve cosquilleo pero no me inmuto.
Soy una balsa de agua.
Diviso a lo lejos una montaña inmensa, al otro lado de ese bosque.
Soy una balsa de agua.
No llego hasta allí, la montaña ni me ve.
Soy una balsa de agua.
Necesito que me vea, pez salta tú fuera de mí, intenta alcanzarla.
Soy una balsa de agua.
El pez sale, muere en la orilla, triste contemplo cómo se asfixia.
Soy una balsa de agua.
La montaña sigue lejos. Yo sigo siendo una balsa de agua.

1 comentario:

Rafael G. Organvídez dijo...

¡Excelente! Pero no estés tristes porque creas que no puedes alcanzar la montaña: quien te mire verá en tu superficie acuática su reflejo por muy lejos que esté.

Un beso