sábado, 24 de octubre de 2009

Dios nos guarde de los cristianos

Hace pocos días me quejaba de que escribía pero nunca publicaba nada... Hoy ha llegado la solución, gracias al post publicado por un vecino.

No creo que sea la edad la que me hace cada vez más crítica con las ideas de los demás. Debería ser una persona más tolerante y dejar que todos dijeran -dijéramos- lo que nos pareciese oportuno. Es por eso que me desahogo aquí y no en el blog de ese vecino, que poca culpa tiene de mis prejuicios contra los católicos intolerantes y retrógrados.

Cada día me autoconvenzo más de que mis sentimientos de constante estudio y reprobación de la actitud del mundo cristiano se deben a mi infancia. Me eduqué en un colegio de monjas, privado concertado, de esos que te obligan a llevar uniforme y asistir a misa los viernes por la mañana. Pero tuve suerte, poco antes de entrar yo cambiaron las normas para que dejara de ser un centro exclusivamente femenino y pudieran admitirse niños también, aparte de profesores laicos.

Siempre he creído que esa educación religiosa me permitió enfrentarme precisamente a la religión con "conocimiento de causa". Soy antirreligiosa por convicción propia. No entro en si habrá o no Dios... Creo que la figura de Dios no hace daño a nadie, siempre que se trate con sencillez. Es más, la creencia en Dios ayuda a mucha gente a soportar el día a día, afrontar la pérdida y superar las adversidades. No todos tienen la necesidad de comprender aquello en lo que depositan su fe. Hay quienes deben llenar la angustia que provoca el "vacío" de la muerte o no podrían vivir. Refugiarse en Dios me parece más que lícito. Pero tenemos también a quienes se dedican a estudiar, no a Dios -que no deja de ser una sana curiosidad sobrenatural-, sino a la iglesia y las estúpidas normas que, literalmente, se ha sacado de la manga durante los últimos 2000 años para mantener su situación privilegiada y su poder político intactos.
¿De dónde vienen los catecismos, encíclicas, discursos del papa y demás leyes canónicas? De la mente de los hombres. No es sino una forma como otra cualquiera de ejercer poder.

No entiendo que personas cultas, instruidas, conscientes y coherentes acepten sin más, de un día para otro, que deja de existir el limbo, que los preservativos van en contra de Dios -porque Dios quiere que el SIDA se extienda por
África y el resto del mundo... o les habría dado una cura ya-, que es mejor declarar la guerra abierta a ETA antes de intentar encontrar una salida pacífica -sí, Jesús proclamaba eso a todas horas... lo de "poner la otra mejilla" fue un cuento chino que se inventaron los liberales-, que el matrimonio gay sea una ofensa y deba -y empleo conscientemente el lenguaje- prohibirse...

Prohibirse... Ha habido manifestaciones en España contra todas esas cosas, sí un país democrático, en el que la gente va a la escuela hasta los 16 años... y, lo peor, quienes van a las manifestaciones son los "cultos".. Los que fueron a colegios de curas o monjas, luego estudiaron carreras y ocupan hoy día puestos de responsabilidad dentro de la sociedad... Prohibirse... Es como si los ateos nos manifestáramos por prohibir la iglesia.. prohibir que el opus -minúsculas ad hoc- estuviera infiltrado en los puestos más altos de la sociedad y la política... Prohibir que la gente su autoflagelara en semana santa... prohibir tantas cosas que sacan de quicio al resto de la ciudadanía...

Y me puede... Estoy indignada... Decía este vecino que la buena noticia era que esta legislatura iba mejor que la anterior, porque estaba habiendo menos manifestaciones... Y yo pensé que era porque la gente estaba madurando. Porque esas manifestaciones eran maniobras políticas del pp para intentar minar la moral del gobierno pero que morían en el mismo momento en que no encontraban apoyo popular... Pero no, resulta que la gente va "de verdad" a esas cosas... Creen en ellas.. Y yo no lo entiendo.

Pero estoy esperanzada... Creo firmemente en que quienes se sumerjen de tal forma en la moral eclesiástica lo hacen por vanidad, orgullo, aspiraciones y ansias insatisfechas. Es una cuestión de dinero y aburrimiento. Porque por aburrimiento acuden a esas manifestaciones, por aburrimiento dejan de hacerlo, por aspirar a entrar en el círculo de "los poderosos" comienzan a repetir esos eslóganes "miopes" y por repetirlos tanto acaban por creérselos... porque nadie en su sano juicio puede defender lo indefendible a las alturas que estamos del siglo XXI.

Dios guarde a las conversaciones de paz, a las mujeres que deben enfrentarse al aborto, a los matrimonios gays, que los padres puedan decidir si sus hijos estudiarán religión o no, a los preservativos y a este santo gobierno que nos gestiona.

jueves, 22 de octubre de 2009

Escribo, escribo, escribo.. y nunca publico nada...

Tan sólo quería dejar constancia.

Hoy estuve aquí y escribí.

Mañana será otro día...