jueves, 6 de marzo de 2014

En clase… escribir o sucumbir.

Será que está jugando con nosotros, este profesor que nos habla acerca de la metodología mientras apuñala sistemáticamente cada frase coherente que pronuncia. "Las clases basadas en el método conductivista, llevado este al extremo, son inviables." ¿Y qué está haciendo usted, querido profesor? Obviamente debería eliminar esta parte de su temario, esta alusión a las tendencias metodológicas, antes de que alguien decida escupirle lo incoherente de su discurso y le obligue a agachar la cabeza o violentarse, abusando del poder que la cátedra le otorga.

Clases en las que el profesor dicta estrictamente los apuntes sin dejar apenas opción al comentario o debate de los alumnos, que se sientan -casi como vegetales- y copian mecánicamente cuanto escupe su boca acerca de las lindezas de cómo ser un buen profesor. Casi parece irónico. ¿Se estará riendo de nosotros? ¿Qué tipo de sarcasmo subyace a sus clases magistrales? ¿Será todo una impostura? ¿Cuál será la realidad: como describe las clases o como las da él?

Que alguien me amarre antes de que salte a su yugular y suspenda este módulo per saecula saeculorum.