domingo, 19 de noviembre de 2006

Como un dolor de muelas...

Perdámonos, te lo ruego, en mitad del desierto. Dejemos atrás los recuerdos, hagamos como si nunca antes hubiéramos existido, como si sólo hubiéramos comenzado a existir en el mismo momento en que nos encontramos en mitad de la nada.
Huyamos hacia ninguna parte, para que nadie nos encuentre, ni memoria alguna nos haga sombra.
Permíteme creer en algo nuevo, procúrame un espacio libre de añoranzas, vacío de todo lo que no seas tú.
Ayúdame, te lo suplico, a encontrar un hueco en la mitad del risco más alto, inalcanzable, inexpugnable... que nadie ose intentar trepar hasta allí para encontrarme, donde los lobos no tengan forma alguna de llegar y esperar, agazapados, a que nos distraigamos para atacarnos, que nadie pueda nunca más hacerme daño, que mis oídos no vuelvan a ser infectados con el tibio aullido de la bestia, ni tan siquiera para alabarme.

Comencemos a correr sin destino alguno... Tira de mí, por dios lo imploro, porque yo no puedo.

"Como si llegaran a buen puerto mis ansias, como si hubiera donde hacerse fuerte. Como si hallara, por fin, destino para mis pasos. Como si encontrara mi Verdad primera.
¿Cómo traerse al hoy cada mañana, como un suspiro profundo y quedo, como un dolor de muelas aliviado?
Como lo imposible, por fin hecho. Como si alguien de veras me quisiera. Como si, al fin, un buen poema me saliera... Una oración" Subcomandante Marcos.

No hay comentarios: