lunes, 29 de septiembre de 2008

Paul Gauguin

"Desde esta cumbre de la Tierra Deliciosa, ¡cuánta piedad me dan!, cuando sus recuerdos me importunan, las complicadas preocupaciones que por el porvenir tienen los europeos, fatigándose con ellas, concediéndoles especial importancia, sordamente; cuánta piedad siento por aquel que amontona, avaro, el metal, sin más dinero, sin más riqueza que ésa; sin más riqueza que el sonar de las monedas, vil fanfarria del tiempo que pasa, del tiempo pasado, sin que nada, fuera de esta cantinela, haya marcado el amargor o la delicia de su paso. Como ha perdido el sentido de la eternidad, Europa ignora el presente. En ella, la actividad de los hombres se consume en la preocupación por el mañana inaccesible, y, cuando tienen un poco de reposo, el pasado, que ellos no han vivido dedicados a las especies vitales del presente, resucita, agrio de rencores, en su pensamiento incendiado de nostalgias. Nostalgia y remordimientos de esperanzas y deseos: ellos "fueron" y ellos "serán". Pero no 'son' nunca."

Carpe diem.

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