jueves, 13 de diciembre de 2007

Noche de nuevo

La noche comenzó cargada de sueños, cada palabra que salía de su boca era el inicio de un nuevo proyecto destinado a cambiar el mundo; sus vidas, al menos.
Poco a poco los minutos dejaron de volar para convertirse en pesadas losas bajo las que se quebraban sus palabras. Los silencios, más negros a medida que el sol iba despuntando, amenazaban con hacerle olvidar todas las gotas de melancólica lluvia compartidas que la habían llevado a desear tanto estar allí, con él.
Para cuando la luz les impedía mirar al cielo sin entornar los ojos, ella ya no estaba allí. Dudaba de si él había estado alguna vez.
Su alma levantó a su cuerpo, pesado e inerte, la alegría que antes lo hacía flotar había desaparecido y ahora tan sólo disponía de sus frágiles músculos para moverse.
Una vez de pie, se volvió para besarle.
Arrastró sus vanas ilusiones de regreso a casa, fueron tiñéndose de un gris ceniciento, recogiendo todas las promesas quebradas que encontró tiradas por las calles.
Y volvió a acomodarse en su soledad, esperando el regreso de la Luna.

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