miércoles, 2 de enero de 2008

Vamos a contar mentiras, tralará...

La historia de cada hombre es un camino hacia o desde la mentira... Nos ocultamos detrás de ella, para que nadie más vea cómo somos, para no vernos tal cual somos.
Recorremos a diario el tortuoso y proceloso valle del recuerdo: rememorar cada una de las mentiras que llevamos atadas a nuestras espaldas, para que nadie las descubra, para que se complementen con las que vamos enunciando a medida que caminamos.
Los más valientes aceptan que mienten, viven con ello, se enorgullecen o no, pero caminan con la cabeza bien alta, mirando al frente. Son los menos, para qué negarlo. Hay que estar muy seguro de quién eres y de cuáles son tus valores en la vida para llevar con honra una mentira, defenderla y seguir adelante.
Los pobres diablos se contentan con engañarse y creer sus propias mentiras.. Las crearon en momentos de debilidad y ya no saben proseguir sin ellas... Sus vidas, por lo que ellos mismos se estiman, dependen de cuán naturalmente pueden mentir (mentirse y mentirnos).. Saberse mentirosos y cobardes terminaría con la poca autoestima que aún poseyeran.
Los cobardes, tiranos del reino de la falacia, que apuestan la inocencia de sus víctimas tan sólo por no enfrentarse a la verdad, mienten conscientemente, ocultan información; engañan a cualquier ser vivo que se les acerque: para que no conozca sus defectos, para no volverse vulnerables, aprovecharse de quienes intenten actuar con ellos inocentemente. Esperar agazapados hasta que llegue el momento de saltar y devorar a la presa...

Nos mentimos constantemente... Cerramos los ojos, nos obstinamos en no ver las cosas más obvias... Pensamos "es por ella", cuando sólo era "por mí".

Se miente quien lea esto y diga "yo no miento".. quizás sólo no tengas el valor suficiente para practicar la mentira.. y te conformes con evitarla... Silencio.

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